WALKÜREN - LAS TRES MARÍAS Capítulo cuarenta y dos
WALKÜREN - LAS TRES MARÍAS
Capítulo cuarenta y dos
- ¡La noche ya es tarde y nada de Juvêncio y Torquato!
- Cálmate, Santana... sabes que el Diputado es un viejo mono... sabe cuidarse solo.
- Sí, lo sé.... pero hoy es luna llena... y también viste las señales en el cielo...
- Deja de tonterías, hombre… hace tiempo que no tenemos ningún caso nuevo….
- Espero que estes bien...
- Claro que sí... tanto es así que, si todo sigue a este ritmo, en unos días estaré viajando...
- ¿Viajar adónde?
- Estoy pensando en ir a la Ciudad de Santos... visitar Porto...
- ¿Y por qué vas al puerto, hombre de Dios?
- Sabes, Santana... mi mayor deseo es adquirir uno de esos vehículos de motor...
- ¿Uno que?
- Digamos que es un carro sin caballos...
Santana miró a Carneiro con asombro… la firmeza en la mirada del doctor demostraba que hablaba en serio… pero ¿dónde compraría un auto el doctor?
- Hay una empresa en Santos que importa estos vehículos... y decidí comprar uno....
- ¿Y dónde vas a llevar eso?
- Eh... a los mismos lugares a los que voy con mi tiro de caballos. La diferencia es que ahora no tendré que limpiar el desastre que hacen...
- Está bien... el caballo, para hacer su trabajo, sólo necesita forraje... ¿y esa máquina?
- Ella usa combustible, Santana.
- Yo se. ¿Pero qué tipo de combustible? ¿Y dónde vas a comprar este... combustible?
Carneiro guardó silencio por un momento… no había pensado en eso. Realmente te olvidaste de informarte qué tipo de combustible utilizaba el vehículo.
- Creo que es queroseno...
- ¿Vas a llevarte a Marieta contigo?
- Ay cielos, no… de hecho esto será una prueba de fuego para ella… en los días que yo esté ausente, ella será la encargada de servir al pueblo. Entonces descubriré si ella está lista para reemplazarme...
- ¿Pero no debería ir a la universidad para poder practicar?
- Santana, ¿en qué mundo vives? ¿De verdad crees que una persona recién graduada querría quedarse aquí en el fin del mundo?
- Nuestra ciudad es muy buena....
- Ya sé que es... como la mayoría de las ciudades del interior... pero tenemos muy pocos médicos capacitados en nuestro país... y estos, amigo... prefieren quedarse en los centros grandes, que son más prestigiosos. ... ¡y dinero!
- En ese caso, ¿por qué terminaste aquí entonces?
- Problemas del corazón...
- Vaya... no lo sabía... entonces tú...
- No, no… ese tipo de problemas no… estuve involucrado con una señora… su padre se enteró y me advirtió que cuando me encontrara, hablaría con su revólver… salí, y Terminé aquí...
- Ah, viejo bribón...
- Cuando esto pasó yo aún era joven...
- ¿Y por qué terminaste quedándote?
- Buena comida, gente agradable, una ciudad agradable... ¿respondí a tu pregunta?
- Sí, claro… ¿no tienes hambre? Creo que será mejor que intentemos llenar la barriga, porque sospecho que mañana tendremos mucho trabajo...
- Estás realmente preocupada... vamos, Santana...
- ¿Y tu asistente?
- Oh, ya se fue… hoy estaba tranquilo, no había motivo para que la chica se quedara aquí hasta tarde…
- Lo hiciste bien...
- Entonces vamos...
Y los dos amigos salieron a la calle, después de que Santana cerrara la comisaría. Como no había prisioneros en sus celdas, no era necesario que nadie estuviera de guardia esa noche. Aunque, además de él y Torquato, la ciudad ya no tenía ningún representante policial de servicio...
Matilde pasaba por la pensión, rumbo a su casa, cuando decidió entrar. De repente tuvo ganas de cenar allí... no es gran cosa. De vez en cuando me gustaba hacer eso. Al entrar vio al diputado y al doctor Carneiro en una de las mesas. Se acercó a ellos.
-Buenas noches, Doctor Santana... buenas noches, Doctor Carneiro...
- Buenas noches profesora… ¿qué buenos vientos le traen por aquí?
- Primero, el delicioso olor de la comida que sirven aquí....
- ¿Y después?...
- No hubo un "después" hasta que lo vi, Doctor Santana... pero ahora...
- ¿Qué pasó, maestra?
- Aún no ha sucedido, doctor… pero definitivamente sucederá esta noche…
- ¿Hará lo?
- ¡La bestia... atacará esta noche!
- ¿Y cómo sabes eso?
- Bueno, Doctor Santana… ¿no notó las señales en el cielo?
- Lo siento profesora, pero ¿no cree que es muy supersticiosa?
- Doctor Carneiro... estas cosas han pasado antes... ¡siguen un patrón!
- ¿Como asi?
- Bueno, el Delegado Juvêncio me pidió que investigara un poco... y lo que descubrí me puso los pelos de punta...
- ¡¿Y qué descubriste mujer?!!
- Bueno, estos ataques son periódicos... de vez en cuando, suceden...
- ¿Como asi?
- Por lo que pude encontrar, estos ataques son más antiguos que nuestra historia aquí...
- Explicar...
- Es de la antigüedad... los bugres ya contaban los ataques que sufrían de vez en cuando... y antes que ellos, las personas que los precedieron...
- Eso quiere decir...
- Que esta noche Anhangá volverá a cazar...
-¿Anhangá?...
- Sí... así se referían los bugres a la entidad.
- ¿Y crees eso… de verdad?
- Amigo, murieron decenas de personas... usted no pudo resolver el problema... el Delegado Federal no tiene idea de lo que pasó... sí, creo que eso es lo que está pasando...
- En otras palabras... usted cree que fuerzas del más allá están actuando en nuestra región...
- ¿Y tienes otra explicación?
- De momento, no… no se me ocurre nada…
- Mira, la gente no tiene idea de lo que pasa en estos alrededores...
- Y es mejor que no se dé cuenta, señora Matilde....
- Lo sé, diputado… si se difunde la historia de la maldición…
- ¿Qué maldición, maestro? Sea lo que sea, una buena carga de plomo seguramente debería enviar a esta... bestia... ¡al infierno!
- ¿Y si no es así, delegar? Después de todo, los buggies intentaron todo para deshacerse de la bestia y no pudieron...
Llegaron las comidas y los tres empezaron a trabajar con los tenedores y cuchillos. Cada uno inmerso en su mundo, cada uno perdido en sus pensamientos. La profesora, cada vez más preocupada por los descubrimientos que le traía su investigación, la Doctora Santana se preocupó aún más por la ausencia de Juvêncio y su asistente, además de las chicas que ya llevaban tres días desaparecidas, y el Doctor Carneiro... bueno , este fue el único que no fue tan pensativo. Sí, eso pensaba, pero en el automóvil, esa maravilla del Siglo XX que acababan de inventar... y que traería una copia a la ciudad... su sueño finalmente se haría realidad...
Comentários
Postar um comentário