LA COPA DE CRISTAL - capitulo treinta y seis


 LA COPA DE CRISTAL

capitulo treinta y seis



Eran poco después de las dos de la mañana cuando Jairo estacionó la camioneta en la que trabajaba en el garaje de la empresa. Entregó la lista de empaque con las medidas debidas, entregó su informe y trató de salir a la calle. Estaba cansado. Y tenía prisa por llegar a casa. Después de todo, tendría que estar en la oficina de contabilidad a las ocho de la mañana. Estaba cansado. Realmente cansado. Y con sueño, mucho sueño. Tanto es así que tenía miedo de subirse a su moto para ir a casa. Ya había “pescado” durante el trayecto hasta el garaje de la empresa… afortunadamente no había pasado nada más grave, pero sabía que el sueño podría apoderarse de él en el camino… pero después de mucho pensarlo, decidió correr el riesgo. Después de todo, la motocicleta era el mejor medio de transporte para él... y, aun con un poco de temor, el chico tomó el camino hacia su casa. Pero... ah, pero... cuando tu intuición te dice que no hagas algo, el sentido común te dice que lo escuches. Pero apenas queremos escuchar, ¿verdad? Y casi siempre pagamos un alto precio por nuestra desobediencia. Y con Jairo no fue diferente. En la primera curva que encontró adelante, siguió recto... y se estrelló contra la pared de una residencia... murió instantáneamente. En la "merluza" del momento, ni se dio cuenta de que se iba al otro mundo...

Estela estaba desconsolada. Desde que recibió la noticia hasta que arrojaron el último puñado de tierra sobre la tumba, la niña no pudo contener las lágrimas. Los padres del niño también estaban consternados. Seu Jeremias no pudo aceptar la tragedia. ¿Qué sería de la familia ahora? Bueno, de una cosa estaba seguro… recuperado o no, tenía que retomar el rumbo con urgencia, porque el que siempre lo había ayudado, partió para el viaje del que no hay regreso…

Cecília y Helena trataron de consolar a su hermana, pero claro que faltaban palabras que pudieran animar a su hermana menor... y lo peor... faltaban menos de dos meses para que naciera el niño... Entre un combate de llanto y otro, Estela no dejaba de preguntarse "¿qué voy a hacer ahora, Dios mío?"...

El último puñado de tierra tirado sobre la tumba, el último ramo de flores embalado en el lugar y ahí va esa enorme fila de gente que se presentó allí para dar el último adiós al niño, que era muy querido... y así, todos se retiraron del campo santo, cada uno sintiendo el partido de una manera diferente...

Había pasado una semana desde el incidente. Estela seguía desdichada, lo cual no era ninguna sorpresa… al fin y al cabo, el estado de luto tarda en superarse. Pero Cecília y Helena hicieron todo lo posible para que su hermana no cayera en una depresión. Poco a poco, muy poco a poco, la niña logró ponerse de pie. Por supuesto, toda la familia jugó un papel importante en esta lucha. Tanto Mario como Janete, además de las dos hermanas, intentaron ayudar a la niña a superar la falta de su novio. Y así pasaron los días...

¡Por fin, el gran día! Y Selene fue recibida por toda la familia en un hermoso día soleado. Parto natural, la madre se quedó casi toda la noche, hasta que por la mañana llegó la princesita, anunciando a todo pulmón que estaba aquí para superar los retos que la vida nos prepara. Todos quedaron encantados con el pequeño. Mario y Janete y Jeremías e Isabel no pudieron evitar alegrarse por el nacimiento de la pequeña heredera de la familia. Ah, sí… la niña se llamaba Selene porque ese era el nombre favorito de Jairo. Y para honrarlo, decidieron que ese sería el nombre de la pequeña. Pronto todo el mundo estaba de vuelta en casa... en casa. La habitación de Estela tenía una decoración infantil en una de las esquinas, y la cuna de la pequeña estaba toda decorada. Sí, el pequeño le dio vida a la vida de Estela. Claro que sintió la partida de Jairo... pero el pequeño tesoro que tenía en sus manos la consolaba por la pérdida de su amado...

Ricardo empezó a rondar por la casa de Mario y Helena. Finalmente escuchó que su ex había regresado a la ciudad. Y desde entonces, trató, por todos los medios, de hablar con ella. Pero CeCe había dejado en claro que no quería hablar con él, sin importar el ardid que usara… como había dicho muchas veces antes, lo único que quería era mantenerse lo más lejos posible de él.

Ceci comenzó un juego del gato y el ratón con su ex. Si la esperaba cerca de la casa de sus padres, iría directamente a la casa de Helena. Y viceversa. Como Ricardo no sabía dónde trabajaba la chica, ella podía hacer su juego tranquilamente. Por la mañana estaba tranquilo, ya que para cuando ella saliera al trabajo él ya estaría a cargo de un bus... es cierto que, en dos ocasiones, el tipo faltó al trabajo para tratar de atrapar a Ceci, pero lamentablemente para los dos días. esperó en el lugar equivocado... la primera vez, estaba al acecho en la casa de Mario, pero ella estaba con Helena... la segunda vez, estaba cerca de la casa de Helena y ella estaba con sus padres.  Esta broma venía desde hacía unos meses y, de hecho, Helena se estaba cansando de ella. Helena estaba un poco preocupada por la situación. Después de todo, este tipo de relación no era normal... un ex es un ex, ella siempre decía... pero, al parecer, Ricardo no compartía esa idea. Quería porque quería volver a encontrar a su ex, para tratar de reconciliarse con ella. Helena incluso aconsejó a su hermana que presentara una denuncia policial contra Ricardo, pidiendo una medida de protección contra él. Ceci dijo que no quería hacer eso, porque le haría daño al niño y, a pesar de todo, ese no era su deseo. Sí, a pesar de las adversidades, Ceci estaba preocupada por su bienestar. Helena refunfuñaba por los rincones, diciendo que esta historia no podía terminar bien. Pero que la última palabra la tenía su hermana, ya que ella era la más interesada en el caso...

-Cecilia...

- ¿Qué pasa, niña?

- ¿Alguna vez te has parado a pensar que esta historia podría terminar mal?

-Ricardo no es tan...

- ¿Así que lo que?

- Tan despistado.... sabe que si intenta algo, podría terminar en la cárcel.

- ¿Y crees que eso lo puede retener?

- Creo... que tiene que cuidar a su hijita, ¿recuerdas?

- Chica... ¿alguna vez lo has visto con su hija?

- No... pero sé que ella está con él...

- Yo no estaría tan seguro...

- ¿Grave? ¿Y con quién estaría entonces?

- No está con su madre... trabaja todo el día... y, que yo sepa, no tiene parientes por aquí...

- No me digas que investigaste a la chica...

- Claro que sí... después de todo, tenía que saber quién era tu rival...

- ¿Mi rival?

- Sí... ¿no se peleaban los dos por el mismo hombre?

Cecilia se rió. Luego miró seriamente a su hermana.

- Si hubiera sabido antes que ese pedazo de mierda me estaba engañando con otra persona, lo hubiera dejado hace mucho tiempo...

- Bueno, Cecília... te sigue gustando.

- No lo negaré. Pero no acepto la traición...

- Bueno... y quien acepta?

- No sé...

- Está bien, está bien... ¿y qué piensas hacer? ¿Huir de él toda tu vida?

- Por ahora sí... No quiero verlo ni pintado en dorado...

- ¿Vas a romper?

-Ya estamos separados...

- Legalmente, quise decir...

- Más adelante, quién sabe... por ahora, sigamos avanzando...

- ¿Por qué?

- Mira, ya tenemos el problema de Estela... si pido el divorcio ahora, a su madre le puede dar un infarto...

- Tienes razón.

- Sé que soy... cada cosa en su momento...

- Hablando de eso, ¿cómo va el nuevo servicio?

- Me estoy adaptando...

- ¿Ya no quieres ser vendedor?

- Me gusta vender... pero dentro de una oficina no corro el riesgo de encontrarme... ya sabes con quién...

Helena se encogió de hombros. Sabía que Cecília era un hueso duro de roer. Pero ella estaba realmente preocupada por su hermana. Y, para mejorar aún más las cosas, sus pesadillas habían regresado. Su periodo de calma duró solo unos tres meses... le gustaba cuando su hermana dormía en su casa... al menos tenía con quien compartir sus miedos... pero nunca le explicaba a su hermana el porqué de su miedo ...

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