RELACIONES INTERPERSONALES
RELACIONES INTERPERSONALES
La relación entre las personas siempre ha sido algo muy... sensible, por decir lo menos. Después de todo, las personas siempre esperan más de los demás que de sí mismas. Las expectativas creadas, con algunas excepciones, son siempre sobre el desempeño de los demás. Mi fracaso no es mío, sino de la otra persona que no me apoyó lo suficiente para que ganara el desafío que enfrenté... ¿exageración? Ni tanto...
Cuando una relación, sea del tipo que sea, no va bien, siempre es culpa del otro. “No fui yo quien se equivocó, siempre hice todo bien. Fue fulano quien no hizo su parte”. Si prestamos atención a nuestro entorno, veremos que esta explicación es más común que deseable. Porque simplemente no podemos aceptar que también es culpa nuestra... es más fácil culpar al otro lado.
En una relación de trabajo, por ejemplo... las comunicaciones entre personas siempre sufren algún tipo de ruido, y llegan al receptor distorsionadas, muchas veces completamente distorsionadas de su contexto original. Y eso, por supuesto, es causa de mil y un malentendidos entre los equipos. Por muy cuidadoso que seas a la hora de transmitir algún tipo de mensaje, si hay intermediarios entre el emisor y el receptor, llegará al destinatario modificado, corrompido en su idea inicial…
¿Y el intercambio de mensajes en las redes sociales? Bueno, este es un pantano peligroso para caminar, lleno de trampas, charcos de arenas movedizas donde, no pocas veces, terminamos zambulléndonos de cabeza... Una pequeña palabra fuera de lugar es suficiente para derrumbar las relaciones, como si estuvieran construidas como un castillo de naipes. , donde mover una sola pieza es suficiente para destruir toda la obra... pasamos la mayor parte del día midiendo nuestras palabras, controlando nuestras acciones, para que nuestros gestos no lastimen, de alguna manera, a las personas que gravitan a nuestro alrededor.. .sí, realmente es algo bastante complicado...
Y ahora, llegamos a un punto crucial... las relaciones familiares... bueno, ahí es donde las cosas son más sencillas, ¿no? Después de todo, todos en este núcleo rezan el mismo credo... ¿es así?
Lo que muchas veces olvidamos cuando hablamos de familia es que está formada por individuos que, a pesar de tener un origen común, sufren todo tipo de influencias por parte de los grupos que gravitan a su alrededor. Después de todo, no es porque su primera influencia sea su madre que la persona rezará por su folleto toda su vida, ¿verdad? Incluso porque, después de la madre, está la influencia del padre, tíos, abuelos, primos, hermanos, vecinos, compañeros de colegio, de juegos... etc. Es decir... la formación de este individuo carece de influencias diversas y muchas veces el resultado final es diferente al esperado. Porque las influencias que te rodean construyen un carácter muchas veces divergente al de tu núcleo familiar… y es entonces cuando comienzan los conflictos, donde ambas partes intentan imponer su punto de vista, sus ideas sobre cómo se debe vivir la vida…
Como ves, vivir es complicado. Una palabra fuera de lugar puede dejar a tu vecino en tal estado que, muchas veces, acaba deprimiéndose. Y la depresión es algo serio. Y la recuperación no es sencilla... porque la persona deprimida está en tal estado que su autoestima está en cero... y ¿qué lo llevó a tal estado? Por lo general, una cadena de eventos negativos que siempre la ha deprimido. Y contra el cual éste nunca tuvo un argumento plausible para refutar...
Intentar siempre ponernos en el lugar del otro es, quizás, la mejor manera de intentar entender cómo afrontar situaciones que muchas veces pueden salirse de control, si no tenemos cuidado con nuestras palabras. Porque las palabras conducen a la acción... de hecho, las palabras ya son una acción. Muchas veces una frase mal colocada duele más que un golpe aplicado a la otra persona... una palabrita pronunciada en el momento equivocado puede dejar secuelas para el resto de la vida de un individuo...
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